Y tras estos últimos dos años llenos de obstáculos en el desarrollo de este trabajo, por la incidencia de la pandemia de COVID-19 en la actividad judicial y en los contactos sociales, queremos reivindicar la importancia del feminismo jurídico. Exigimos a las instituciones un apoyo real y efectivo a las organizaciones que lo llevan a la práctica, como es la nuestra, tal y como dictan las recomendaciones de organismos internacionales.
El contacto con la realidad de las vidas de numerosas mujeres diversas por origen, nivel económico, recorrido vital o ideología, nos permite constatar que las discriminaciones y vulneración de derechos tienen carácter transversal. Las más graves son las que se derivan de las distintas violencias, que sólo por razón de su sexo sufre desproporcionadamente la mitad de la población, incluidas las que presentan un mayor riesgo de victimización. Combatir los estereotipos y sesgos que impiden y dificultan la investigación, reconocimiento, protección y reparación frente a la violencia machista en el ámbito judicial sigue siendo nuestro reto. También seguir concienciando a la sociedad de que el progreso en derechos, libertades y en la consecución del mayor grado de bienestar posible para todas y todos pasa por no negar estas violencias y discriminaciones.
Sin olvidar nunca la tragedia de las mujeres afganas, la intolerable persecución de activistas feministas, juristas muchas de ellas, el retroceso en derechos en algunos países y la falta de progresos en otros. Y como no, en este 8 de marzo marcado por una guerra imperialista en Ucrania, exigir el cese inmediato de las acciones bélicas y de la represión a la disidencia rusa, y la efectiva protección de la población civil, impidiendo que de la vulnerabilidad de las mujeres y niños y niñas que huyen de la guerra se aprovechen tratantes y proxenetas.
En España y en el mundo persisten otras evidencias de desigualdad, como son las derivadas de la brecha de empleo, prestaciones y salarial con origen en la falta de corresponsabilidad y carácter no remunerado (o mal remunerado) del trabajo que las mujeres desarrollan en el ámbito familiar y doméstico y en atención a dependientes e infancia.
Este 8 de marzo diversas convocatorias coinciden en éstas y otras reivindicaciones. Desde hace años en la Asociación de Mujeres Juristas Themis impulsamos la propuesta abolicionista de la prostitución al ser una institución fundacional y fundamental del sistema patriarcal, y por tanto incompatible con los derechos a libertad sexual y a la igualdad real y efectiva de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres.
Hoy celebramos la lucha de las mujeres. Rendimos homenaje a las que nos han precedido, en nuestro caso a abogadas y juristas que hace un siglo empezaron a defender en nuestro país a las mujeres en foros judiciales y públicos, a las que tomaron su testigo y protagonizaron la consecución de la igualdad formal, y notables avances en la real. Hoy y siempre reconocemos a todas y cada una de quienes diariamente, y con perspectiva feminista, hacéis y hacen efectivo el derecho de defensa de las más vulnerables.
Compañeras ¡Viva el 8 de marzo! ¡Viva la lucha de las mujeres!
